No Tengamos un Hijo




No tengamos un hijo,
si pretendemos saciar así un caprichoso deseo de posesión,
si vamos a amenazar con devolverlo o llamar a la policía cada vez que no haga lo que queremos
si vamos a sacarle el pañal cuando nos convenga o nos resulte mas cómodo y no cuando él esté realmente preparado
si vamos a depositarlo frente al televisor para poder entretenernos con nuestras cosas
si vamos a forzarlo a "la siesta obligatoria" para que no haga ruido y nos deje dormir tranquilos
si cada vez que nos pida por la noche que le contemos un cuento, le vamos a prometer hacerlo al día siguiente, cuando estemos menos cansados
si vamos a condenarlo a practicar el deporte que nos gusta a nosotros y que a él no le despierta el más más mínimo interés
si vamos a enojarnos porque juega revolcándose por el piso y se vive ensuciando la remera nueva
si vamos a recordarle cada cinco minutos lo bien que hacíamos las cosas cuando teníamos su edad
si vamos a retarlo con violencia mientras le decimos con gesto desencajado: ¡¡ Ya te dije que no se grita!!
si le hacemos sentir que no sirve para nada porque se le cae un insignificante vaso de leche
si vamos a utilizarlo como trofeo de guerra de nuestro divorcio, o hacerle elegir con quien de los dos prefiere vivir
si creemos que  pasar tiempo con él es llevarlo a que se aburra en nuestro trabajo o a que nos acompañe a hacer trámites bancarios
si va a ser el pequeño depositario de toda la bronca que tenemos acumulado contra el jefe o la vida
si vamos a fracturarle todos los gastos económicos que nos insume su existencia
si vamos a echarle en cara lo mal que jugó el partido por no haber hecho caso a todo lo que le gritamos ininterrumpidamente desde afuera de la cancha
si va a agotar nuestra paciencia, a penas un ratito después de habernos sentado a ayudarlo con su tarea,sentenciándole: ¡¿Como no entendés esto!?
si vamos a exponerlo ante los demás haciéndole escenas en lugares públicos y recriminandole lo mal que nos hace quedar con los otros padres del colegio.
Si vamos a dejarlo que nos mire con amor casi suplicante, mientras nosotros lo matamos literalmente con la indiferencia
Si no somos capaces de sacarnos alguna vez la corbata, transformarla en vincha de pirata y hacer un barco con las sillas del comedor.
Si vamos a derivarlo a otros para que lo eduquen mientras nosotros andamos ocupados en tareas importantísimas
si nunca, pero nunca, vamos a tener la grandeza de arrollidarnos y ver el mundo desde el lugar que él lo mira.

No tengamos un hijo si vamos a pretender darle todo lo que necesita para ser feliz, menos a quién necesita para serlo de verdad.
Tengamos un hijo porque aún cayendo en algunas de las debilidades anteriores; la vida, cada día, nos da una nueva oportunidad de reconciliarnos con ella.

Tengamos un hijo porque pese a que podríamos concentrarnos en descubrir los trucos de ese pequeño mago, y jactarnos de ello, es mucho más sabio sentarnos, simple y plácidamente, a disfrutar de la magia que nos regala.


Autor: Lic. Arturo Clariá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario