Me enamoré.





Me enamoré de él, de su sonrisa, porque me importaba una mierda lo que pasara, si él sonreía...
todo se olvidaba.
Me enamoré de su boca, de cada palabra que de él venia. Me gustaba incluso cuando se enfadaba y ponía morisquetas deseando que fuera por detrás y de un solo abrazo cambiara su humor y ojalá nunca más lo soltara...
Y ojalá no lo hubiera soltado nunca.
Me enamoré, pero ya no me cuesta decirlo, porque me enamoré de sus ojos, ¿y que me importa que no sean de un color especial? . Me enamoré de sus ataques de éxtasis, de cuando cantabas bajito porque estaba feliz, pero no quería que lo escuchara. 
Me enamoré, de cuando me tomaba fuerte porque decía que tenía miedo de perderme, cuando me apretaba porque solo yo sabía que era entonces cuando tenía que quererlo mas que nunca. Me enamoré de lo listo que era y de lo tonto que se ponía a veces.
De cuando me insultaba, porque era así como él disfrazaba las palabras bonitas, y eso solo lo sabía yo.
De sus abrazos y aún, a veces echo de menos alguno. De como se tapaba la boca cuando lo veía comer, de cuando se tapaba la cara cuando decía que estaba feo y yo no podía dejar de mirarlo quizás porque para mi, fuera como fuera siempre fue el mas lindo. De eso me enamoré, de lo bueno y de lo malo. De sus ganas de estar conmigo, pero también de su orgullo, porque cuando creía que iba a perderme del todo, se lo tragaba. Que inocente, si era yo quien perdía la cabeza por él. Mierda! como me gustaba!. 
Me gustaba cuando rodeaba mi cuello con sus manos y jugaba a estar a dos centímetros  de mi boca sin besarme, solo para ver quien aguantaba mas sin hacerlo.
De sus prisas, de sus ganas de tenerlo todo siempre controlado, y de la voz que ponía cuando le desmontaba todos sus planes, como de repente volviese a tener cinco años. De  como temblaba, de como era capaz de calmarme. Me enamoré. Me enamoré de su risa por muy fea que dijera que estaba cuando lo hacia. Nunca se lo he dicho, pero aún hay veces que recuerdo su risa y lo extraño. Por eso y sus "te quiero" que tanto le cuesta decir, ¿es que no lo entiendes? Me enamore de como era, de como hacía lo mismo de todo el mundo y a la vez conseguía ser diferente, no sé. Su forma de quererme. Él creía que no me daba cuenta, pero se que me quería, por mucho que le doliera demostrarlo. Lo quería, con sus más y con sus menos. Con sus idas y venidas, con su mal humor, con su facilidad intermitente de sus mensajes en lo que me decía que me echaba de menos. De todas las conversaciones, incluso las que borré cuando acabó todo. De sus intentos de ponerme celosa y de lo celoso que se ponía cuando me veía con otro. Nunca le entro en la cabeza que él era el único.
Me enamoré de como se burlaba de todas esas cosas cursis, incluso de su nombre escrito en mis cuadernos. 
Me enamoré de su voz en formato de susurro cuando hablábamos por teléfono desde la cama y no quería que los demás lo escucharan.
De sus besos, aunque siempre quisiera más.
Ahora es solo un recuerdo, pero un recuerdo que prometí no olvidar. Duele ver como alguien que un día fue tu vida deja de formar parte de ella, pero duele mas ser la persona que decide que así sea.

Él era la pieza perfecta de mi rompecabezas, pero después de un tiempo me dio la impresión de que pertenecíamos a dos puzzles diferentes. Pero en cuanto lo echo de menos, y cuanto daría por volver a tenerlo a mi lado, por romper sus esquemas y convencerlo de que quieras...

a mi lado no se está tan mal....